Fuente: Nueva Ciudad

Dos calles del barrio de Núñez llevan cerradas tres años

Manuela Pedraza y Guayra llevan cerradas tres años, la obra es de ampliación de las cocheras del subte D, que recién estaría lista a fines del próximo año. Afecta a los vecinos y a 3 líneas de colectivos.

Los vecinos de Manuela Pedraza y avenida Cabildo y en Guayra y la misma avenida en el barrio de Núñez, hace tres años que conviven con un obrador del subte frente a sus casas y comercios. Y según las previsiones oficiales los trabajos terminarán recién a fines de 2018.

Las estructuras, que ocupan más de media cuadra y cortan la conexión de esas arterias con ambas manos de la avenida, sirve de centro de operaciones para la prolongación de la cochera-taller Congreso de Tucumán, en la Línea D de subterráneos. La obra, si bien supone una enorme y necesaria mejora bajo tierra, está generando pérdidas económicas, inseguridad y complicaciones de tránsito por doquier a nivel del asfalto, ya que son constantes los embotellamientos y el corte obliga a muchos vecinos a hacer mayores distancias para llegar a sus hogares.

Juan Carlos López es el encargado de una agencia de remises que funciona desde 1998. Cuenta a Clarín que en los últimos 36 meses, el obrador ha hecho lo suyo con los pasajeros ocasionales, esos que llegan hasta el local en busca de un transporte semi público. "Esto nos sacó los clientes de paso, gente que advierte el problema que es salir de esta cuadra y se va. Porque todos los que vienen con auto la usan como estacionamiento libre, y gratis, y obstruyen la salida”.

Transportar a un pasajero hasta Manzanares al 2100, también en Núñez, les demandaba unos diez minutos. Ahora, la vuelta para cruzar Cabildo y continuar por Manuela Pedraza al otro lado del Metrobus, puede demorarse hasta media hora. La distancia es de apenas 11 cuadras, pero el tiempo agregado se debe a que hay que hacer varios rodeos y metros de más para llegar al destino.

Omar Viale, chofer desde hace 15 años y vecino hace más de 40, se suma a lo dicho por Juan Carlos, y enumera a Clarín otros tantos trastornos. "Falta señalización que indique que acá hay una obra, lo único que dejaron fue una flecha en la esquina. Tendría que haber anuncios de advertencia al menos a 400 metros”. No hay advertencia alguna de los cortes, lo que ocasiona más problemas por los automovilistas que habitualmente no circulan por la zona y no conocen las restricciones para circular.

El ruido de las máquinas, los camiones volcadores y las chicharras de alarma de descarga se transformaron en ruidos habituales, y en ciertas franjas horarias el sonido es aturdidor. La suciedad es otro ítem en la lista de perjuicios ya que, producto de los materiales sobrantes, los días de lluvia intensa se llegan a inundar las veredas.

Para los comercios, el costo se traduce en una considerable reducción en las ventas. "Llegaron a caer un 50%, perdimos a todos los clientes ocasionales porque ya no pasa gente por acá”, cuenta a Clarín Pablo Gal, que vive y trabaja en esa cuadra, en una librería de artículos escolares.

Los frentistas también hablan de un incremento en los robos por la falta de circulación de peatones y automóviles que deja a estos metros bastante desolados, incluyendo las tres líneas de colectivos que pasaban por ahí, el 29, 60 y 130, y de los que solo quedó una parada apoyada sobre el obrador. Ahora realizan su recorrido por la calle Núñez.

"Durante este tiempo, la obra debió ser modificada para compatibilizar con los requerimientos del Metrobus Cabildo, agregando nuevos accesos a la estación y relocalizando salidas de emergencia. Además, hubo una refuncionalización del taller para adaptarlo a las demandas que implica atender una flota nueva con aire acondicionado", justifican desde Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) a Clarín.

A fines de 2016 se llegó a leer un cartel de "Fin de Obra" sobre la esquina de Cabildo. Pero duró poco. Por ahora, desde Sbase informan que el trabajo está terminado en un 85% y confirman un cuarto aniversario para el obrador, ya que la fecha estimada para concluirla es fines de 2018.

La comunera por el Frente para la Victoria, Julieta Costa Díaz, explica a Nueva Ciudad que “es una obra que viene mal desde el comienzo, Sbase adjudicó la obra en febrero de 2012 a Dycasa, pero no pudieron empezarla porque el Gobierno de la Ciudad, que en ese momento estaba gestionado por Macri, no quería aceptar el traspaso del sube. En 2014, la Ciudad apuró a la empresa porque necesitaba hacer e inaugurar el Metrobus, la obra estaba prevista por un plazo de 2 años, pero este 14 de mayo se cumplen 3 años, mientras tanto Manuela Pedraza, Guayra y García del Río siguen ocupadas por obradores”.

“El Gobierno de la Ciudad tiene como única respuesta a los reclamos de los vecinos organizar visitas guiadas por las obras. Pensar que Macri nos prometió 10km de subte por año, son mentirosos”, concluye la juntista de la Comuna 13.


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